Publicado 14 de julio de 2025 en Adulto mayor, Bienestar, TENA por Academia Tena
Cuando se trata del paciente o incluso, de la vida misma, la higiene, el cuidado y el bienestar podríamos ubicarlos entre los derechos básicos de todo ser humano para tener una vida plena y feliz, ¡pues no nos digamos mentiras!, de las características esenciales del bienestar es tener un espacio tranquilo y ameno, que nos permita interiorizar la calma que tenemos a nuestro alrededor. Por ello, hoy vamos a conocer las mejores técnicas para la higiene y bienestar del paciente, que tienen como objetivo mejorar su calidad de vida y priorizar su comodidad. ¡Empecemos!
Si eres un cuidador profesional o si, por el contrario, estás iniciando en el mundo del cuidado para el adulto mayor, es importante que reconozcas para la higiene y el bienestar del paciente algunos cuidados esenciales, los cuales empiezan en la mañana, con una rutina general del lavado de cara y manos, complementado con los medicamentos que la persona que esté a tu cargo deba tomar. En esta etapa también puedes incluir el baño, que puede venir acompañado de masajes que permitan mayor descanso y relajación con cuidados en boca, cabello y uñas.
Si todos somos un mundo diferente a lo largo de nuestra vida, cuando llegamos a una edad adulta, contamos con características más particulares que nos hacen tener diferentes prácticas de aseo determinadas por aspectos físicos, cognitivos o sociales, que hacen que cada caso de cuidado sea especial. Por ejemplo, si tu paciente cuenta con limitaciones de movilidad, tus cuidados al momento de bañarlo o sentarlo podrán enfocarse más en fuerza y atención a los detalles; si presenta trastornos cognitivos, es probable que la comunicación sea tu mejor herramienta al momento de la limpieza general o, en cuanto a factores sociales, puedes ser tú y sus familiares quienes hagan de la higiene un momento del día mucho más amigable para él.
Existen dos tipos de baño para los pacientes categorizadas en: baño de limpieza o baño terapéutico. El mejor para la persona a quien cuidas, dependerá de los factores anteriormente mencionados, así que aprende a identificarlos muy bien para que puedas definir tus opciones al momento de la higiene y el bienestar del paciente.
La higiene del cabello no solo es importante por limpieza, sino también por autoestima, por ello tenerla entre los pilares de la higiene y confort del paciente es fundamental. Si bien no existe una regla estipulada sobre cuál es la frecuencia ideal para hacerlo, se recomienda llevarla a cabo mínimo una vez por semana.
Aquí se pueden utilizar productos en seco en caso de que el paciente presente algún tipo de incomodidad o barrera al momento del baño. Usar agua tibia hará de la experiencia un momento mucho más placentero, mientras a la par, con los productos adecuados, puedes ir masajeando el cuero cabelludo.
Ojos, nariz, oídos: tomas en planos cerrados mostrando cómo se pasa una toalla suave y húmeda por el contorno del ojo, los oídos y la nariz, cambiando las esquinas de la toalla por cada parte del cuerpo mencionada.
Boca: toma cerrada de un cepillo de cerdas suaves entrando a la boca de un paciente (como opción 1). Como opción dos y en caso de rechazo del cepillo, usar una gasa enrollada en un palo de paleta con crema dental.
Si te encuentras en la fase inicial de aprender sobre el cuidado y la higiene del paciente, ¡no te preocupes ni tengas prisa!, la práctica hace al maestro, y con el transcurrir de los días y la rutina, te será mucho más fácil realizar esta actividad conociendo mucho más de cerca a la persona que cuidas. Sin embargo, es muy importante que desarrolles el tacto y la paciencia para que puedas hacerlo con calma y el tiempo suficiente, que te permita tener delicadeza y fuerza al momento de mover al paciente y evitar posibles lesiones. Además, ten presente que los productos ideales para el cuidado de la piel, como toallas y pañales para adultos serán tus aliados en todo momento, con el cambio de los mismos con la frecuencia necesaria.
Por último, pero no menos importante, cambia con frecuencia las sábanas y todo el espacio que compone el lugar frecuente del paciente, pues su poca movilidad puede retener más sudor u otro tipo de secreciones que provoquen malos olores, bacterias o incomodidad. Recuerda que un lugar limpio es el primer paso para una vida digna y en bienestar. Ahora sí, ¡estás más que listo para poner en práctica nuestras recomendaciones! No olvides seguir tu vocación de servicio siempre que ayudes a un paciente en cama y sobre todo, tomarte un tiempo para tu descanso propio, para evitar de esta manera fatigas que te impidan cuidarte a ti y a tu ser querido.
Fuentes: